• Explícitos. Los objetivos deben ser puestos por escrito de forma explícita para poder ser analizados y comunicados a los alumnos.
• Precisos. El grado de precisión difiere en función del tema y de la actividad a desarrollar.
• Significativos. Deben ser significativos para el alumno –-no para el docente-- y ser relevantes para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
• Definidos en el tiempo.
• Alcanzables.
• Observables.
• Evaluables.